2011/01/31

El consejo de palacio

Philmont Castle lo tiene todo: dinero, prestigio y contactos. Nadie podría haber imaginado que caería en manos de un asesino. Pero su cadáver es descubierto en las inmediaciones de una mansión de Harlem por el escritor Eddie Wesley, que junto a la mujer que ama, se embarcará en una investigación de más de veinte años que le conducirá ante el presidente Nixon.


Stephen L. Carter: El consejo de palacio (Mondadori)


2011/01/14

La habitación de invitados

Merecedora de diversos premios, así como del aplauso de la crítica y el favor de miles de lectores en diversos países —en Alemania figura en la lista de éxitos hasta la fecha—, esta novela marca el regreso a la ficción de Helen Garner, autora de enorme prestigio en su Australia natal. El carácter autobiográfico de esta hermosa y emocionante exploración del ser más profundo queda evidente en las características de su personaje principal, Helen, una escritora de edad madura y arquetipo de la mujer moderna y emancipada. Helen prepara con esmero el cuarto de invitados a la espera de la llegada de su vieja amiga Nicola, tan bohemia e independiente como ella. Nicola va a quedarse tres semanas para someterse a un tratamiento de medicina alternativa, aunque muy pronto se hace evidente que se encuentra más enferma de lo que ella misma está dispuesta a aceptar. Por su parte, Helen, convertida en enfermera, ángel de la guarda y juez, apenas puede disimular su disgusto por la extravagante cura en la que su amiga confía ciegamente. El desacuerdo entre ambas no sólo genera una inesperada brecha en su amistad, sino que las mueve a reflexionar hasta qué punto están dispuestas a sacrificar los intereses propios por ayudar a otra persona, poniendo en peligro un estilo de vida al que no desean renunciar.

Exenta de sentimentalismo, pero llena de sentimiento, inteligencia y humor, La habitación de invitados ahonda en los múltiples sacrificios que exige la amistad y se pregunta dónde están los límites de la generosidad, de la paciencia, de la capacidad para engañarnos y ahuyentar así el fantasma de nuestra vulnerabilidad.
 
Helen Garner: La habitación de invitados (Salamandra)